Esa noche era diferente. Se la debían después de tanto tiempo. Desde el instante en que sus labios se rozaron, una corriente eléctrica recorrió sus cuerpos y ya no había vuelta atrás.
Frío? Qué es eso? Aquí había muchas cosas, pero frío desde luego que no.
No hubo palabras, al menos dichas con el habla. Las palabras fueron dichas con la mirada...esas miradas que lo dicen TODO. Todo fue dicho sin decir nada.
Sin dejar de mirarse, se desnudaron. Qué ridícula resulta la ropa a veces....y por un tiempo muy breve en relación a toda una vida, se dejaron llevar...Nunca olvidarían aquel momento, tan insignificante para la humanidad, incluso para el tiempo de vida de una persona, pero tan altamente cargado de TODO.
TODO. Caricias suaves, besos ansiosos, bocados hambrientos...tumbados en aquella cama hicieron el amor con tal pasión y deseo, que era como si hubieran nacido para ello, para hacerlo juntos...Si hubiera sido un examen, habrían sacado un 10.
Sus cuerpos eran como imanes de polos opuestos, y a cada minuto la intensidad aumentaba más y más, hasta que se acabó el mundo...o eso pareció. El apocalipsis más dulce.
Se fundieron en un abrazo de cuerpos desnudos que llevaban demasiado tiempo anhelándose, piel con piel, y poco a poco sus respiraciones agitadas dejaron de serlo hasta que se quedaron dormidos.
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