Me dispongo a recoger los desperdicios de hoy en una sesión de las que me dejan el cuerpo lleno de agujetas (no malpiensen, lectores, nunca hablaría así del sexo!), de esas que me liberan la mente y poco a poco el cuerpo.
Con mi cara sin maquillar hoy, mis ojos sin su raya negra de rigor ni su rimmel ahí bien, han comenzado a humedecerse cuando el bucle se ha hecho poderoso e imparable en mi mente, mi rueda sin fin, lo que no está en mis manos y no puedo controlar y me mata, lo que está fuera de mi alcance, aquello por lo que no puedo ya luchar, aquello que me está matando cada día...eso, se está haciendo más fuerte que nunca.
Con los brazos bajados, con la frustración llevada a la máxima potencia, con el DESENCANTO con mayúsculas, con la tristeza más sincera y verdadera, con el "nena, eres muy joven para estar así de amargada"...así me encuentro. Y quería yo dejar el blog por el gossipeo, JÁ. Quien lea esto con mala idea es simplemente muy mala persona, punto. Pero el blog sigue, más que nada porque:
“Escribir, no solo ayuda a desahogarse sino también a la cicatrización de las heridas emocionales, psicológicas e incluso físicas”.
Gracias, como siempre, a la música, por un momento he recordado que tengo una vida, en pause, pero una vida, mi vida. Me he sentido especial, única, guay, chachi (nueva palabra que no para de decir mi sobrina de 5 años, la amo!), cool, escuchando mis mejores medicamentos, mis canciones de resurección, muchas que ya conocéis porque soy muy cansina con la música, lo sé.
Me voy a machacarme, pensando en el reseteo, como si ya estuviera caducado este tiempo. De hecho, todo huele más a podrido que nunca...
Espero que tengáis una bonita semana. Gracias por estar ahí, in the shade.
Un besico.
Carita de Mona
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